XIII.1 📕La Fecundación de la Higuera.

 

  

Capítulo XIII  

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De la manera de fecundar los árboles para que, mediante Dios, den el fruto sabroso, dulce y muy jugoso, y en mayor abundancia: y cuáles de ellos se tengan mutuo amor o aversión.

 

1. Dicen algunos agricultores, que todos los árboles son susceptibles de talkíh o fecundación, por cuyo medio dan muy buen fruto, y éste se les desprende menos: y así se dice, que siendo todos los árboles machos o hembras, estos últimos se fecundan con los primeros. Según la Agricultura Nabatea, la higuera macho 2 lleva unos higos pequeños, inmaduros, de color tirante a blanquecino, y algunos muy verdes; los cuales no maduran como los de la higuera hembra, ni son de gran tamaño y sofocan a la persona que los come; y si se llevan y ponen sazonados en la higuera hembra, el fruto de esta viene crecido y bien maduro. Otros autores dicen, que algunos de los árboles llamados machos dan sucesivamente la simiente con que fecundan la hembra que la necesita. La fecundación de la higuera hembra se consigue aplicándole la simiente de los machos de su especie a principios de abril o poco después, cuando se hallare en regular disposición. Que también la breval cuando está para ello y antes de endurecerse, se fecunda con el macho de su especie, que es el llamado [propiamente] dsokár; lo cual se ejecuta pasado mayo y en principios de junio, cogiendo para ello el cabrahigo bien sazonado; cuya disposición muestra la mudanza en su color en algo blanquecino o amarillo de verde que era, y la pequeña abertura que se descubre en su coronilla; por la cual salen unos insectos que en ellos se engendran de su misma simiente, de color negro, parecido a los mosquitos, [y que por eso] son llamados con este mismo nombre, y algunos de color bermejo y con colilla. Cógense pues entonces los cabrahigos y ensartados a dos o más en una cerda, hilo o junco delgado, se cuelgan en las ramas de la higuera cerca de sus pequeños higos, cuando estos se hallan competentemente dispuestos a recibir la fecundación, o cuando fueren del tamaño de la haba en ciertas especies de higuera, permaneciendo así mismo [todavía] blandos, bien tiernos y algo prolongados, antes de endurecerse y de contraer cierta aspereza; de lo cual perciben ventaja, especialmente si la higuera se halla libre de daño. De cuyo perjuicio se muestra el descubrirse sus hojas quemadas [o hendidas] en los extremos; en cuya disposición, y hallándose el higo arredondado y tosco, no lo mejora el cabrahigo. [Por lo cual] cuando estuviere la higuera en la disposición expresada antes, se fecundará diferentes veces hasta el día del ánsarat [o veinticuatro de junio] en los años tardíos, empleando los cabrahígos más corpulentos, duros y de más simiente por ser los mejores.

^2. La higuera tiene una inflorescencia peculiar, el sicono, que es el higo inmaduro, dentro del cual hay flores masculinas y femeninas separadas, como especie monoica que es. Dada su estructura, una bolsita carnosa y cerrada, el polen no podría alcanzar las flores femeninas. Esto lo realiza, en la higuera silvestre y en las variedades primitivas, una avispita del género Blastophaga (el “mosquito” que menciona algo más adelante) que pone sus huevos en el interior del sicono y cuyas larvas, al moverse en el interior, realizan la polinización. Se colgaban, pues, ramas de cabrahígos en las higueras o se intercalaban algunos de aquellos con éstas. De ahí la consideración de “higueras macho” y hembra”. En esto consistía la caprificación (de caprificus, higuera), conocida ya por los egipcios y, lógicamente, por  Teofrasto (HP 2.8.1-3). La otra posibilidad de que la higuera fructifique es de que la variedad sea partenocárpica, es decir, que no necesite la polinización para desarrollar el fruto (para ser más exactos, infrutescencia en el caso de la higuera, también llamada sicono); variedades de ese estilo debieron conocerse pronto, quizá en el propio Egipto, y son así todas las variedades modernas.